La población de aguiluchos cenizos de Tarifa, en la campiña de Tahivilla, puede ser una de las poblaciones mejor estudiada y con más información de toda Europa.
Desde el año 2004 los miembros del grupo ornitológico Tumbabuey trabajan duramente en la conservación y estudio de estas aves rapaces en la provincia de Cádiz, centrando su esfuerzo en la comarca de la Janda.
Durante estos 18 años de trabajo se han tomado datos de muy diversa índole, pero de gran transcendencia para analizar la evolución de esta población a lo largo de ese período de tiempo. Ofreciendo herramientas para optimizar su conservación.
Hemos ido recopilando sistemáticamente datos georeferenciados como los siguientes:
- Número de nidos por año.
- Éxito o fracaso reproductor y causa del fracaso.
- Tipo de cultivo o sustrato de la ubicación del nido.
- Tipo de actuación de conservación y coste de la misma.
- Fechas de siega de las parcelas donde se ubican los nidos.
- Productividad.
- Anillas de los pollos por nido.
- Anillas de los adultos por nido.
Después de haber tenido los números más bajos de la serie histórica, de haber tocado fondo en 2019 con sólo dos parejas en todo el territorio de Tarifa, este año podemos decir que hemos conseguido doblegar la curva, evitando la caída libre hacia la extinción de estos aguiluchos.
La situación de la población más meridional de esta especie en la comarca de la Janda ha estado condicionada completamente por el éxito reproductor de años anteriores. Han aparecido aumentos considerables del número de aves reproductoras, (a modo de dientes de sierra), posteriores a actuaciones de conservación basadas en la compra de grandes superficies de pasto en pie, conllevando estas medidas asociadas una alta tasa de vuelo de pollos.
Desde el año 2009 que se hicieron dos grandes actuaciones de conservación hasta el año 2016 en que se retomaron estas medidas de conservación, la población local disminuyó de una forma alarmante. Durante estos años de escasa renovación de ejemplares, las medidas realizadas fueron básicamente de salvamento, limitando las actuaciones a la protección de los nidos en pequeños rodales. Actuaciones, que en muy pocas ocasiones finalizaron de manera exitosa y que en alguna ocasión dejaron la tasa anual de vuelo en 0. Un panorama desolador para esta rapaz de campiña.
En el año 2016 decidimos cambiar el modelo de conservación definitivamente y centrarlo, en la compra de cosechas en pie, arrendamiento de parcelas y creación de micro-reservas para la reproducción segura de estos ejemplares. Desde ese momento, y gracias a la financiación privada (empresas, asociaciones, mecenazgo, etc), sólo se han realizado actuaciones de este calibre.
Estas medidas directas, junto a la incorporación de ejemplares rescatados de toda Andalucía y liberados mediante la técnica de cría campestre o “Hacking” han facilitado que la población no haya desaparecido y que poco a poco se recupere.
Las claves del éxito han sido el trabajo desinteresado de decenas de voluntarios, la colaboración de propietarios y agricultores, y el apoyo incondicional de entidades privadas que han aportado el músculo económico necesario.
A nivel poblacional, podemos decir, que el peso de la recuperación ha caído en dos ejemplares que han actuado y que actúan a modo de patriarcas. La incorporación de individuos procedentes de su dinastía, de ejemplares del hacking y de ejemplares atraídos por estos núcleos reproductores han dado como resultado el doblar el número de parejas con respecto al año pasado.
La historia de 7XJ y de 8W3, merece una entrada completa para ellos. Mientras tanto, seguimos trabajando para que durante el año 2021 vuelen el máximo de pollos posibles en Tahivilla.