In memoriam: HPF un ejemplo de conservación

La conservación de los aguiluchos cenizos en la campiña de la Janda y más intensamente en la de Tahivilla ha pasado por diferentes fases, con diferentes estrategias.

Décadas atrás, se basaba en meros salvamentos realizados desde las cosechadoras, en los años 90 y 2000 se avanzó hacia la localización de nidos y su marcaje para dejar pequeños rodales en pie con el nido dentro. La conservación de grandes extensiones se inició de manera no constante en 2004, fue en 2016 cuando desde Tumbabuey se puso énfasis y todo el esfuerzo en dejar todos los nidos localizados a salvo en superficies de pasto en pie de al menos media hectárea por nido.

1,5 hectáreas de pasto en pie albergando 3 nidos en 2016, incluyendo el de HPF

En uno de estos nidos nació HPF y su hermano HPC, sus padres fueron dos grandes protagonistas reproductores dentro de la población de aguiluchos cenizos de Tahivilla: el macho 7XJ nacido en 2007 y la hembra XVF nacida en 2006.

Desde ese año HPF se convirtió en un ejemplar asiduo y fundamental para hacer remontar la agónica situación de la población europea más meridional de esta pequeña rapaz. Su primera aparición se registró a mediados de mayo de 2017, un flamante macho de segundo año, del que no tuvimos constancia reproductora.

HPF en 2017, como macho de segundo año

En 2018 se constató su primer intento de reproducción, un intento frustrado por molestias humanas, su pareja fue HRW, una joven hembra de segundo año también nacida en la zona.

Fue en 2020 cuando por primera vez constatamos su reproducción con éxito, 4 maravillosos pollos volaron de su nido. Lo mismo ocurrió en 2021. En ambas ocasiones su pareja fue una hembra no anillada de origen desconocido. Entre sus 8 descendientes se encuentra HTT, una hembra que volvió a la zona al año siguiente de su nacimiento.

HTT, hija de HPF

El uso de cámaras de fototrampeo nos ha ayudado a identificar a HPF en una veintena de ocasiones, la lectura de su anilla de PVC ha facilitado el seguimiento pormenorizado de sus devenires reproductores.

HPF captado en uno de sus posaderos habituales durante 2021

Durante el seguimiento realizado en el año 2022 no había sido localizado, una fatídica recuperación anónima de su anilla metálica tramitada a través de la Oficina de Anillamiento de SEO-Birdlife nos informó de su triste desenlace. El pasado 11 de mayo fue localizado muerto en la cuneta de la N-340 a la altura de Iruelas, en las cercanías de Tahivilla. Todo apunta que pudo morir al ser atropellado al cruzar esta carretera en uno de sus desplazamientos por la zona.

Ejemplar de Aguilucho cenizo muerto al pie de la N-340

Un homenaje póstumo se hace más que justo para este Agui-luchador, aún más cuando el motivo de su muerte es de origen antrópico.

¡Descansa en paz HPF, tu legado y estirpe seguirá surcando los cielos de la campiña gaditana!

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